jueves, 24 de octubre de 2013

La eterna discusión

 

¿La lectura en formato digital es menos lectura? ¿Acabarán los ebooks con los libros de papel? ¿Será eso una catástrofe para la lectura y la cultura? Seguro que estáis tan aburridos como yo de esta discusión, bastante estéril, en mi opinión, y la mayoría de las veces cargada con otros intereses, pero que sigue apareciendo periódicamente.

Estos días atrás se ha celebrado en Panamá el VI Congreso Internacional de la Lengua Española, en el que se han discutido temas realmente interesantes, como la presencia del español en Estados Unidos y su cada vez más importante papel en la cultura, o los desafíos del libro digital, que no son pocos. Pero todavía me asombra y me resulta difícil comprender algunos discursos que también se han escuchado allí, como el de Vargas Llosa, al que le conocía su aversión al formato, que sigue insistiendo en que leer ebooks es lectura de segunda clase.

Es posible que esté equivocada y desde luego no tiene ningún valor científico, pero ni mis hábitos de lectura, ni mis géneros y autores favoritos, ni mi capacidad de comprensión y retención de lo que leo cambian dependiendo del soporte que utilizo, papel o pantalla. Puedo hablar de mayor o menor comodidad: prefiero la tinta electrónica a las tabletas y no leo jamás en el ordenador; alguna vez leo en el móvil, aunque no es mi soporte favorito, e intento evitar los libros impresos de tapa dura y gran formato (sí, también sigo leyendo en papel, aunque en bastante menor proporción que en digital). Pero en ningún caso discrimino por calidad literaria, como Vargas Llosa implica (¿quién define la calidad literaria, por cierto?). La lectura es lectura es lectura.

Como cierre final no quiero dejar de nombrar a William Ospina, autor colombiano que me entusiasma, quien también ha participado en el congreso con unas declaraciones de lo más razonables en cuanto al libro electrónico y la piratería.

jueves, 17 de octubre de 2013

El optimismo de Fráncfort

Octubre es mes de ferias en el mundo del libro y tras la no muy reconfortante visita a Liber (sobre la que escribí hace un par de semanas), la semana pasada tuve la oportunidad de asistir a la Feria Internacional del Libro de Fráncfort, que me sorprendió con un ambiente mucho más optimista, dinámico y motivador, no solo en comparación con la cita madrileña, sino con años anteriores.

Como bien relata Javier Celaya en su interesante análisis sobre su propia asistencia, este año se ha visto más que nunca en la feria la presencia de la edición digital y el desarrollo tecnológico que la acompaña, con numerosos stands diseminados por los pabellones. No es la primera vez que acuden, es cierto, pero mi impresión ha sido que en esta ocasión la integración con el resto de expositores ha sido más homogénea, más normal. Ya no se les mira como invasores exteriores sino como compañeros de viaje. El discurso de los editores también ha cambiado mucho, que de la amenaza inicial con la que veían al ebook y las grandes plataformas de venta han pasado a la mucho más inteligente postura de aprovechar sus ventajas, incluso se ha dejado de hablar de la piratería para poner el tema de los precios en el centro del debate.

Parece que ya vamos en el buen camino y también que, una vez más, el cambio viene de fuera y aún tardará en alcanzarnos. Se me cae el alma a los pies cuando comparo con el ambiente y el posicionamiento oficial de Liber: negación de lo digital, sin apenas hueco en la feria, y la piratería como eje del discurso. Hasta en la zafia publicación de datos de visitantes nos dejan mal, nadie se creyó los de Liber mientras que en Fráncfurt no tienen reparos en decir que este año han descendido. Nos queda mucho que aprender.

jueves, 10 de octubre de 2013

Al rico e-book enriquecido

Quiero, prácticamente, cercenar este post por la mitad, en dos ideas totalmente diferentes, pero no contrapuestas, aunque pudiera parecerlo. En primer lugar decir que me parece absolutamente maravilloso el abanico de posibilidades que nos abre el hecho de poder enriquecer un e-book. Me parece especialmente interesante en el caso de la literatura infantil, donde existen aplicaciones maravillosas a medio camino entre el cuento y el juego.

También, refiriéndonos a literatura para adultos, los caminos a explorar son infinitos, ya que la posibilidad de incluir música, vídeos, o incluso pequeños juegos, como parte de una narración nos da pie a pensar en la creación de experiencias muy ricas, más o menos cercanas a lo que algunos consideramos literatura.

Ahora bien, dicho todo esto, a mí me da miedo que la gente confunda el libro electrónico, con los libros enriquecidos o interactivos. ¿Por qué? Pues porque yo quiero disfrutar en formato digital de la lectura de obras literarias, vamos a decirlo así, "normales", si elementos que me distraigan de la lectura del texto. Esto lo digo porque hay gente que cuando habla de libro electrónico ya tiene la mente puesta únicamente en las obras enriquecidas con otros elementos, cuando un e-book sin este tipo de aditamentos tiene entre otras ventajas, que puede ser leído en todo tipo de dispositivos, incluido los readers de tinta electrónica, O ¡qué diantre!, es que hay obras que no necesitan nada más que texto.

Esta reflexión viene al hilo de dos cosas. La primera, un artículo que leía esta mañana, un texto que expone que el libro enriquecido no termina de arrancar, e intenta desgranar las razones. La segunda, es que me ha venido a la mente que el último libro publicado por sinerrata: Devuélveme mi noche rota, de José Morand, tiene como hilo conductor la música, es una vida contada disco a disco. ¿Podría convertirse en un libro enriquecido? Pues no lo sé, ya tenemos por un lado la novela, y por otro, las canciones. Creo que en este caso es mejor que cada uno fusione elementos, y enriquezca la lectura, como estime más oportuno.

jueves, 3 de octubre de 2013

Liber 2013, impresiones y quejas


Recién regreso de una breve pero intensa visita a la edición actual del Liber, que este año se celebra en Madrid (por si alguno no lo sabe, la feria va alternando sedes anualmente entre Barcelona y Madrid). Hace ya unos cuantos años que acudo a esta feria y tengo que decir que cada vez voy reduciendo mi estancia, mis citas y mi interés. El Liber Digital ha desaparecido y el corner digital no es más que un espacio de promoción de las empresas expositoras, perdiendo todo el potencial que una vez tuvo de convertirse en el punto de encuentro de los profesionales de la edición digital, donde compartir experiencias y seguir aprendiendo.

Leo y escucho comentar que las pequeñas editoriales ya no van a Liber, o cada vez menos, y es fácil ver por qué. Hace unos años la feria era una de las pocas oportunidades de encontrarse con clientes, proveedores y colegas de puntos geográficos distintos; ahora, afortunadamente, las comunicaciones han mejorado y facilitado la conexión global. Por lo que me cuentan, el precio de alquiler de los espacios tampoco están al alcance de cualquiera y es difícilmente compensable con los beneficios que reporta (el networking es importante, no hay duda, pero igual se puede hacer en otro medio a un coste mucho más razonable).

Y ya para terminar, aún a riesgo de parecer un poco llorica, aprovecho para descargar aquí unas cuantas quejas (o aspectos a mejorar) en lo que a logística se refiere: 
  • El recinto deja mucho qué desear en cuanto a comunicación, señalización y servicios (la restauración, que nunca ha sido el fuerte de las localizaciones feriales, bordeaba lo impresentable). 
  • Este año, por primera vez, se venderán libros durante el fin de semana y se permitirá el acceso en esos días al público general, pero a todo el que he preguntado en Madrid ajeno al sector no tenía ni idea de este hecho (soy consciente de que esto no es un dato objetivo, no llevé a cabo una encuesta rigurosa, pero me extrañó que ni siquiera una sola persona supiera de qué le estaba hablando).
  • Aunque haya cambiado la organización sería de agradecer que se diera continuidad a la web oficial de la feria, en lugar de crear una nueva. No me consta que se hayan generado confusiones por este motivo pero ciertamente la imagen que se da de provisionalidad no es la mejor.
En definitiva, y aunque no tiene ninguna trascendencia, me extrañaría mucho que asistiese a Liber 2014.